Entrevista a Daniel de Santis en la Revista Sudestada, a 10 años del Kirchnerismo

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Daniel De Santis
Integró el Comité Central del PRT en los años 70.
Actualmente milita en la Juventud Guevarista y en la Unión del Pueblo.

  • ¿Sobre qué ejes ideológicos y estratégicos se sostiene hoy el proyecto de los Kirchner, próximo a cumplir una década de gobierno?

El gobierno kirchnerista ha apostado, tibiamente, a construir un proyecto de capitalismo liderado por una burguesía nacional. El problema es que esa burguesía ya existe y la historia ha demostrado que no tiene interés en arriesgar su estatus de clase dominante en pos de la independencia económica y convertirse en líder de un capitalismo desarrollado. Pero, tampoco se trata de una mera burguesía intermediaria sin incidencia en la economía y la política argentina. Para ese objetivo han intentado, hasta ahora infructuosamente, construir una burguesía que tenga intensiones de desarrollar económicamente al país. El carácter depredador de varios de ellos dan testimonio de esta imposibilidad: el falso inversor Esquenazi en Repsol, el evasor Eurnekian de Aeropuertos 2000, Cirigliano en los ferrocarriles, el timbero Cristóbal López o Franco Macri, este sí como burgués intermediario, dan cuenta de la utopía de esa aspiración del equipo gobernante. Si no pudo surgir esa burguesía hacia finales del siglo XIX, es mucho más difícil que eso ocurra después de la consolidación del sistema imperialista porque, hay que construirla desde arriba, con capitalistas que sufren de un parasitismo congénito, penetrados por la corrupción acrecentada por el amparo de los subsidios estatales.

  • ¿Qué paradigmas de la política argentina fueron alterados durante esta gestión de casi una década y cuáles otros se mantienen vigentes? ¿Sobresalen las continuidades o las rupturas en comparación con las gestiones anteriores?

La medida más profunda tomada por este gobierno fue la quita de la deuda externa realizada en un momento en que tenía, aparentemente, gran debilidad. Pero Kirchner leyó bien el hecho que pese a no haberlo consumado en la segunda vuelta electoral era el elegido por el pueblo. Entonces, no pagó ningún costo político, al contrario, lo fortaleció interna e internacionalmente, aunque asumió una deuda que no era legítima. Fue el momento de mayor fortaleza del kirchnerismo y la oportunidad para avanzar. La otra medida importante económicamente, hecha por Cristina, fue la estatización de los fondos de las jubilaciones.

Las demás medidas progresistas son limitadas: Se modificó parcialmente la Carta Orgánica del Banco Central. Lo de YPF, que hoy aporta apenas el 36% de la producción del petróleo, con ser progresivo fue un manotazo de ahogado después de 12 o 13 años de vaciamiento de las cuencas, la caída de las reservas y la desinversión. La Presidenta se encargó de dejar claro que no era una empresa estatal sino una S.A. La Asignación Universal por Hijo y la Ley de Matrimonio Igualitario están bien, pero no van al corazón del problema.

En política nacional se destaca, la condena de los represores de la Dictadura pero sin reivindicar las ideas por las cuales los revolucionarios fueron reprimidos. El hecho incontestable de que los muertos, desaparecidos y perseguidos, en su inmensa mayoría, lucharon por la patria socialista aparece desdibujado. A veces tengo el temerario presentimiento de que éste es el verdadero punto final. En tanto que en el plano internacional lo más destacado es el no alineamiento automático con EE UU y sus vínculos con Venezuela y Cuba pero éste, lejos está de ser un gobierno como el de Hugo Chávez.

Si hablamos de continuidades, hay que decir por ejemplo que la nueva ley de tierras no revierte la extranjerización de la tierra porque ya se concentró ampliamente en manos extranjeras, muchas de ellas en zonas de frontera, atentado contra la seguridad nacional. El tema de la minería regido por el tratado argentino chileno firmado por Menem y Frey, hace que Pascua Lama sea un estado dentro de Argentina y de Chile y, además, les hacemos un reintegro por exportaciones. Lo mismo ocurre con el caso de la masacre de la Estación Once. No hay ningún ente estatal con la capacidad para obligar a los concesionarios de trenes y subterráneos a cumplir con el contrato, como no lo hay con los concesionarios de autopistas, como tampoco en relación a prácticamente ninguna empresa privatizada. Lo mismo ocurre con la riqueza pesquera en el Atlántico Sur depredada por pesqueros españoles, filipinos, coreanos, etc., porque no tenemos recursos para vigilar la zona.

El sistema tributario es fuertemente regresivo y está basado en el IVA al consumo popular y –crecientemente- el impuesto a las ganancias se convirtió en un impuesto al salario pero, no se grava a la renta financiera. De las 500 empresas más grandes que operan en el país, las dos terceras partes son extranjeras. Otra herencia del neoliberalismo es que las provincias son propietarias de las riquezas del subsuelo. Claramente, es un gobierno que favorece al gran capital -nunca antes las grandes empresas ganaron tanto- con algunos roces con el imperialismo.

  •  ¿Cuáles son los problemas que nunca pudo resolver el kirchernismo y cuáles otros que nunca le interesó resolver?

Ya lo hemos dicho, lo que no pudo resolver es crear una burguesía antiimperialista que haga posible un capitalismo independiente. Si su intensión era avanzar más en esa dirección no pudo hacerlo porque no apostó a la movilización de las masas, sino a la desmovilización de las mismas. Después de la derrota de la Resolución 125, apostó a entablar la disputa a través de un reacomodo estratégico a nivel mediático y a la movilización pasiva. Emergieron programas y referentes de los medios a respaldar al gobierno nacional. Se mostraron (y se siguen mostrando insistentemente) a los actos por el Bicentenario y al funeral de Néstor Kirchner como las grandes gestas populares del 17 de Octubre o el Cordobazo.

La experiencia nos muestra que no se puede avanzar en medidas que respondan a los intereses populares por fuera de la movilización de las masas. Una terminología vetusta a la que habrá que sacudirle el polvo de los años del silencio de la dictadura, del retroceso del neoliberalismo y la movilización pasiva del capitalismo serio si se quiere otra argentina.

  • En muchos sectores se referencia al proyecto como ejemplo del “mal menor”, en contraposición a la irrupción de una oposición de ultraderecha. ¿Cuál es su opinión sobre esa mirada?

Lo anterior nos permite responder desde una óptica diferente a la hegemónica. No hay peor enemigo de una política de transformación que la desmovilización. “No hagan huelga que favorece a la derecha”. Nosotros contestamos, ¡viva la huelga y la movilización! porque enfrenta a todas las derechas, las de afuera y las de adentro. “No critiquen al gobierno porque favorece a la derecha” nosotros respondemos ¡agudicemos la crítica con argumentos verdaderos! Porque de ella saldrán las ideas liberadoras.

Salvando las distancias, pero con la misma lógica, la triste frase del mal menor nos recuerda aquella que decía que había que apoyar a Videla para evitar el pinochetazo. De lo que se trata es de construir una alternativa independiente de cualquier fracción de la clase dominante, por medio de organizaciones y frentes políticos que unifiquen a los distintos sectores del pueblo que todavía están atrapados bajo direcciones pro capitalistas. Lo resumimos diciendo que queremos unificar a los peronistas pueblo, los radicales democráticos, los socialistas de Alfredo Palacios, los comunista de Carlos Marx, los guevaristas que no bajaron las banderas, los cristianos del evangelio y a todos los que reniegan de la política porque la consideran sucia, y tienen razón, y a la juventud descreída porque no le permiten ser protagonista. Socialmente son los sectores de trabajadores asalariados, los pequeños industriales y comerciantes, los campesinos pobres, los pobres de la ciudad y del campo, los maestros, profesores y estudiantes, es decir, el pueblo.

  • Gran parte de los sectores que se han sumado al modelo de gestión, si bien reconocen defectos y fallas, afirman que “no hay nada a la izquierda” de este gobierno. ¿Qué reflexión le merece esa apreciación?

Que ellos nos ignoren, que los medios masivos tanto de la “corpo” como de la “crispación” nos marginen no quiere decir que no existamos. Porque, además de la izquierda trotskista y de varios movimientos sociales, muchos cooptados por el kirchnerismo pero otros no, desde la Rebelión de 2001 está renaciendo con fuerza el guevarismo. Ésta es una corriente política que fue aniquilada por la dictadura contrarrevolucionaria pero que tiene significativa presencia en las luchas y en las movilizaciones de la actualidad. Además de la JG hay, al menos, dos decenas de organizaciones que, con diferentes líneas, enarbolan la bandera del ERP con la imagen del Che, por lo que no es aventurado pensar que varias de ellas confluirán en el próximo auge del movimiento obrero y popular. Por cierto, resulta más cómodo juntarse en torno al calorcito oficial, elaborar teorías no exentas de prebendas que las justifiquen, que militar a la intemperie, única forma de construir una alternativa al capitalismo, del que Carlos Marx ha dicho que “viene al mundo chorreando sangre y lodo, por todos los poros, desde la cabeza hasta los pies”.

  • ¿Por qué la izquierda orgánica o dispersa no ha sabido/no ha podido articular una alternativa real y visible durante los diez años de kirchnerismo?

Cortando ancho, la izquierda puede ser agrupada en seis sectores: El trotskismo, el estalinismo, el ala izquierda de los socialistas, los movimientos sociales más o menos influenciados por el posmodernismo, la izquierda peronista y el guevarismo, cada uno con sus varias vertientes y sus culturas políticas. El FIT y la Compa son los agrupamientos frentistas más importantes pero con los que es muy difícil llegar a acuerdos. Cómo unirse con los que insisten en incluir en sus programas que la revolución cubana es una dictadura y sus críticas coinciden con las del imperialismo o, cuando en su militancia de base muchas veces priorizan ganar un militante para sus organizaciones por sobre el protagonismo popular; cómo unirse con la Compa si los dirigentes de una de sus principales vertientes nos han dicho: “con ustedes nunca vamos a estar de acuerdo” y actúan en consecuencia. Pese a ello, con algunos de los sectores que la integran tenemos relaciones constructivas. Además, hacemos esfuerzos por acordar con varios grupos guevaristas y con el PSA.

Con los varios miles de militantes revolucionarios exterminados por la Dictadura, desaparecieron sus cuerpos y con ellos sus ideas provocando un vaciamiento cultural y de los principios acumulados en décadas de lucha de los trabajadores y el pueblo. Hoy no se debate, se descalifica o directamente se calumnia. Por lo tanto, se nos hace necesario, como siempre lo hemos hecho, demostrar en la práctica junto al pueblo esta concepción que tiene sus raíces en el último auge revolucionario.

Es habitual que nuestras propuestas sean analizadas con patrones de otras culturas. Para ilustrar podemos citar algunos ejemplos: En la política de alianzas de la izquierda, durante muchos años, existió la política del frente popular de los partidos comunistas o el frente de izquierda de los trotskistas. Entonces, cuando proponemos la alianza básica de los sectores populares sin tutela de la burguesía, los trotskistas nos acusan de estalinistas y éstos nos sospechan de trotskista, mientras que hace medio siglo que somos guevaristas.

Otro ejemplo se refiere a nuestra construcción de la Unión del Pueblo, un partido que está tramitando su personería electoral. Algunos nos acusan de electoralistas cuando, en realidad, se trata de un instrumento de organización popular que se inscribe cabalmente en la tradición leninista y recoge el pensamiento de Santucho.  Un tercer ejemplo está referido a nuestros llamados a la unidad con la izquierda y las bases peronistas que pueden ser vistos como demagógicos o mostrarnos proclives al populismo. Pero si recordamos que este sector político ha luchado contra todas las dictaduras y, juntos, hemos compartido miles de muertos y desaparecidos, cárcel, torturas, exilio, etc., esas críticas quedan desacreditadas. Y más aún, si se repara en que nunca hemos renunciado a la crítica política e ideológica y la hemos ejercido con particular agudeza y lo seguimos haciendo. Pero, lo que no hacemos es negar la realidad. Todo esto nos permite polemizar con ellos con menos prejuicios que otros sectores de la izquierda y con más respeto de su parte.

Con gran esfuerzo, parece que nuevamente está cuajando la concepción que tenemos los guevaristas argentinos.

  • ¿Sobre qué ejes debería la izquierda plantear un modelo de alternativa al gobierno? ¿Lo ve factible en el corto o mediano plazo?

Es casi imposible construir una alternativa por fuera de la movilización de las masas, casi todas las políticas actuales deliberada o inconscientemente atentan contra ella, es por esto que hoy lo más revolucionario es aportar a construir canales de participación popular. La militancia tiene que ayudar a que las bases del pueblo sean protagonistas de la acción política y motoras del cambio. La movilización tiene que estar acompañada de propuestas programáticas que la impulsen detrás de claros objetivos.

Nuestro programa, que comenzamos a difundir masivamente, desde la Unión del Pueblo, en varias ciudades del país aprovechando nuestra participación en las últimas elecciones, fue sin dudas, el más avanzado ya que propone un modelo de país diferente al del kirchnerismo y al de la corporación mediática.

Consideramos que para transformar esta sociedad basada en la explotación y la marginación se necesita una propuesta que apunte a: La plena ocupación de los trabajadores como eje vertebrador de un programa que haga de la Argentina un país independiente y desarrollado. La misma plena ocupación resuelve el problema del salario ya que valoriza la fuerza de trabajo. Una clase obrera en estas condiciones fácilmente logrará confortables y sanas condiciones de trabajo, además de mejorar la seguridad social. Eso requerirá la recuperación, en primer lugar, de la renta financiera y agraria, junto a la petrolera y minera. En correspondencia con lo anterior va la nacionalización en poder de consorcios estatales de los recursos naturales. Es necesario dotar a la población de un eficiente sistema de transporte. Hoy un trabajador del Gran Buenos Aires pierde unas tres horas diarias viajando, el transporte de carga por medios automotores es caro, lento, ineficiente y muy contaminante. Tenemos que recuperar y extender el ferrocarril, las líneas de subterráneos en Buenos Aires y desarrollarlo en Córdoba, Rosario y otras grandes ciudades. Elevar a la escuela y a la universidad para que responda a las necesidades de este proyecto de país. Quizás, el más vil de los negocios sea el que lucra con la salud, es por ello que el servicio que lo preste debe ser público, gratuito y eficiente. En lo internacional, la integración con los países del ALBA y luchar para transformar el Mercosur, que actualmente es un mercado para los capitales, desde un perspectiva de desarrollo integrado, armónico, que cuide al ser individual, la sociedad humana y que preserve el ambiente. Unidad de todos los países de América del Sur para defender en común la soberanía sobre la Antártida. Ruptura con el TIAR y demás tratados que atentan contra la soberanía y nos atan a las necesidad de “defensa” del imperialismo. Ninguna de estas medidas es socialista por sí misma pero son las que escribiría hoy León Trotsky en su programa de transición.

Los guevaristas nos nutrimos de todas las corrientes revolucionarias que se han expresado en la lucha de la clase obrera y los pueblos del mundo, pero también tomamos las experiencias de hermanos latinoamericanos como Pancho Villa, Emiliano Zapata, Augusto Sandino y Farabundo Martí, en el cono Sur recordamos las gestas de Raúl Sendic, Miguel Enríquez, los hermanos Inti y Coco Peredo, y de nuestra patria chica somos seguidores de Ernesto Guevara, Mario Santucho y Agustín Tosco. Observamos los procesos diversos pero, todos enriquecedores de Venezuela, Bolivia, así como también de la lucha del pueblo colombiano y los estudiantes chilenos. La Argentina será un país libre con un pueblo sano y feliz construyendo junto a los demás hermanos del continente la gran patria latinoamericana y socialista.